jueves, 3 de marzo de 2011

Isabel II










Juan Prim

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Introducción:
Juan Prim nació en Reus (España) el 12 de diciembre de 1814 y murió en Madrid el 30 de diciembre de 1870.
Fue militar y político progresista español del siglo XIX, que llegó a ser Presidente del Consejo de Ministros de España.
Participó en la Primera Guerra Carlista y en la Guerra de África, donde mostró relevantes dotes de mando, valor y temeridad. Tras la Revolución de 1868 se convirtió en uno de los hombres más influyentes en la España del momento, patrocinando la entronización de la Casa de Saboya en la persona de Amadeo I. Murió asesinado poco después.


Orígenes Familiares:
Su padre fue el notario Pablo Prim Estapé. Su infancia y adolescencia las pasa en terraconense. Su padre, combatió a las partidas carlistas en las tierras catalanas.


Guerras Carlistas:
Con 19 años, se alistó como voluntario en el primer batallón isabelino de Cataluña. Pocos meses después cambiará su papel, al ser promovido a oficial y se convierte también en conductor de hombres a los que arrastra al combate.
Prim fue ascendido a teniente el 2 de agosto de 1835, por las victorias obtenidas sobre partidas carlistas, durante la llamada Guerra de los siete años. 
Nuevas acciones victoriosas le promovieron a capitán. Asaltó Solsona y logró escalar personalmente el fuerte abriendo las puertas, acción por la que fue ascendido a comandante. Por una acción extraordinaria en Ager se le ascendió a mayor de batallón.
Al terminar la guerra tenía 26 años, había tomado parte en 35 acciones, conseguido todos los grados en el campo de batalla y su nombre era ya un símbolo de valor.


Entrada en política:
En 1841 se presentó a diputado por la provincia de Tarragona y obtuvo el escaño. Su gran prestigio facilitó que fuera confirmado como coronel y el regente Espartero le nombró Subinspector de Carabineros de Andalucía. Prim se enemistó con Espartero y su gobierno a los que acusó de favorecer los tejidos ingleses con el fin de arruinar la industria textil catalana.Prim se dirigió a París y contactó con una sociedad secreta de militares, para derrotar a Espartero, pero fue detenido en Perpiñán, fue luego liberado marchando a su ciudad natal, Reus.
Prim fue nombrado brigadier por Francisco Serrano, que en Barcelona había asumido la cartera de Guerra.


Diputado:
Prim se presentó candidato y fue elegido por el de Vic, pero las Cortes fueron disueltas y se convocaron otras nuevas para el 31 de mayo de 1851. Volvió a presentarse por Vic, pero el gobierno, le ofreció de nuevo el puesto de Capitán General de Puerto Rico, cargo que aceptó; tras las elecciones se anuló este nombramiento.
Prim no gozaba de simpatías en Barcelona pero prometió rectificar sus errores. Reelegido por Barcelona, encabezando la oposición en el Parlamento, pero poco después fue nuevamente disuelto y Prim salió de España hacia Francia (1853).


La Gloriosa:
El 12 de septiembre de 1868 salió Prim de Londres en el vapor Buenaventura, hasta llegar a Gibraltar. DE Gibraltar embarcó en el remolcador inglés Adelia, con el cual se trasladó a la fragata Zaragoza. Prim desembarcó y fue saludado con vítores. Se formó una junta bajo la presidencia de Topete, con unionistas, progresistas y demócratas en forma paritaria. Luego Prim avanzó por la costa Mediterránea sublevando sus ciudades: el 23 Málaga, el 25 Almería, el 26 Cartagena; el 2 de octubre, Valencia y el 3 Barcelona donde fue recibido con gran alborozo. Prim llevaba una corona en su gorra y se le empezó a pedir que se la quitara. Finalmente Prim cedió a la presiones, se sacó la gorra y acabó gritando en catalán ¡Abajo los Borbones!. De Barcelona pasó a Reus y de allí a Madrid donde hizo una entrada triunfal como nunca antes vista. En las elecciones de enero de 1869 los progresistas en alianza con los demócratas moderados obtuvieron 160 diputados; 65 la Unión Liberal; 60 los republicanos; y 30 los carlistas. Así Prim, líder progresista, volvía a quedar como referencia decisiva. La Constitución fue aprobada por decisión de Prim. Serrano nombró a Prim jefe de gobierno y Prim se reservó en el gabinete además de la presidencia, la cartera de Guerra, nombrando ministros unionistas y progresistas por igual.
Los progresistas proponían la candidatura al trono de Fernando de Coburgo, padre del rey portugués Luis I, mientras los unionistas proponían al duque de Montpensier. La candidatura de Fernando fracasó por su matrimonio morganático con una cantante de opera y la oposición del príncipe a que pudieran unirse las coronas de España y Portugal. Prim rechazó la candidatura de Montpensier. Prim ofreció la corona al duque de Aosta, pero fue rechazado. Entonces Prim ofreció la corona al joven duque de Génova. La candidatura fue votada en Cortes obteniendo 128 votos contra 52. Pero el duque de Génova finalmente rechazó el trono.


Amadeo de Saboya:
Prim ofreció la corona a Espartero. Pero Prim volvió a ofrecer la corona a Amadeo, duque de Aosta, quien puso como condición la conformidad de las principales potencias europeas, y conseguida ésta, finalmente aceptó. El 26 de noviembre de 1870 Amadeo era elegido por 191 votos como rey (Amadeo I) y el 27 de diciembre salió hacia España.


Atentado y muerte:
Murió el 30 de diciembre de 1870, poco después de la llegada del nuevo rey, Amadeo I, a España, a causa de las heridas infectadas que le causó un atentado que sufrió tres días antes.
El general se despidió con cortesía de diputados y ministros y se dirigió hacia su coche. Comenzó la marcha del vehículo por la calle del Turco hacia el Ministerio de la Guerra.
Al llegar a la calle del Turco hoy Marqués de Cubas, el cochero observó que había dos carruajes de caballos atravesados en el angosto camino. Tuvo que detenerse. Un segundo después el coronel Moya se asomó a la portezuela para tratar de arreglar la situación y contempló con alarma cómo tres individuos vestidos con blusas, sin duda alertados de la llegada de Prim, se dirigían hacia el coche armados. Los cristales se quebraron y uno de los asesinos consiguió meter en el interior de la berlina el cañón del arma que portaba; tan cerca del general Prim que la cara de éste quedó tatuada por los granos de pólvora. Su ayudante, Nandín, en un movimiento desesperado, trató de protegerlo interponiendo su brazo. Las balas le destrozaron la mano, y quedaron esparcidos esquirlas y pedazos de carne abrasada. La agresión duró sólo unos segundos. Se dirigieron a toda prisa hacia el Ministerio de la Guerra. El general subió por su propio pie la escalerilla del ministerio, dejando en el suelo un reguero de sangre. Aun cuando las heridas no eran demasiado graves, el hecho que se infectaran le provocó la muerte tres días después.


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