Muerte de Luis Carrero Blanco:
de la calle Claudio Coello; a partir de allí excavaron un túnel hasta el centro de la calzada, donde colocaron cerca de 100 kilogramos de Goma-2 que hicieron explotar el 20 de diciembre de 1973 al paso del coche de Carrero Blanco, quince minutos antes del inicio del juicio contra diez miembros del entonces sindicato clandestino Comisiones Obreras, conocido como «Proceso 1001».
La explosión, hizo que el coche volara por los aires y cayó en la azotea de un edificio anexo a la iglesia donde había asistido a misa momentos antes. Su hija Ángeles, ese día no iba montada en el coche, lo cual evitó más muertes. También fallecieron otras dos personas, el inspector de Policía, José Antonio Bueno Fernández, y el conductor del vehículo, José Luis Pérez Mogena.
Carrero Blanco, estaba advertido de la posibilidad de sufrir un atentado pero no aumentó su seguridad. Su horario de colegio y sus itinerarios eran invariables y el coche en el que se desplazaba no estaba blindado.
El objetivo de ETA era intensificar las divisiones entonces existentes en el seno del régimen franquista entre los «aperturistas» y los «puristas». Según declaraciones posteriores de ETA Carrero Blanco era «una pieza fundamental» e «insustituible» del régimen y representaba al «franquismo puro»:
La ejecución tenía un objetivo clarísimo. Cuando Carrero ocupó la jefatura del Gobierno en el Régimen, simbolizaba el “franquismo puro”.
Se sospechó que otras organizaciones también estaban implicadas en el atentado, estando la CIA y su jefe de estancia en España González Mata, entre las más mencionadas, pero fue desmentido por los autores del atentado.
En el año 2008 se desclasifica una nota de la embajada de los EE.UU. en Madrid al Departamento de Estado del Gobierno de los EE.UU. en el que se afirma que El mejor resultado que puede surgir... sería que Carrero desaparezca de escena, con posible sustitución por el general Díez Alegría o Castañón.
El hecho de que durante la guerra del Yom Kipur -octubre de 1973- Carrero Blanco impidiera a los Estados Unidos usar la bases estadounidenses en territorio español llevó a la agencia soviética TASS a declarar que la CIA había asesinado a un político franquista de tendencia nacionalista que se niega a entrar en la OTAN y a cumplir ciegamente las órdenes de Washington.
La única persona que supuestamente vio la cara al conocido, fue José Miguel Beñarán Ordeñana, Argala, quien murió en 1978 a manos de una organización ultraderechista terrorista, el Batallón Vasco-Español (BVE).
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